Con los poemas de La alegría de querer Jairo Aníbal Niño coloca el amor en su lugar de origen: en el corazón de los niños, al lado de los balones de fútbol, las lecciones de historia y los barquitos de papel. Y al tiempo que rinde un homenaje a la frescura de la juventud, recuerda a los adultos la maravilla de estar enamorado.